Queremos contarles un poco de la historia del Renegau, una empresa familiar que existe desde hace ya mucho tiempo.

Allá por el comienzo de los ‘70, el tío Osmar d’Angel se dedicaba al comercio de regionales siendo viajante, aún sin lugar físico propio, se dedicó a recorrer nuestro país llevando nuestros productos. Mates, bombillas, cuchillos, bueno, algo de todo eso que nos caracteriza. Durante esos años, afianzó vínculos yendo puerta por puerta y se encontró con un vasto territorio lleno de grandeza y prosperidad. 
Junto a Sarita Alias compañera de vida y socia en los negocios, construyeron su hogar, pensando en dedicar un espacio para lo que posteriormente sería el albergue del Renegau. 
Cuántas anécdotas tenían mis tíos para contar sobre los viajes en el furgón que los llevó a recorrer la Argentina de Norte a Sur, algo que no solo les permitió concretar su proyecto productivo, sino también generar amistades que los han acompañado toda la vida.
Así fueron pasando los años, los viajes fueron menguando porque el Renegau comenzaba a crecer desde el corazón de las Sierras de Córdoba. En La Falda se desarrolló esta empresa familiar que hoy lleva 53 años en el rubro. Pasaron buenos y malos momentos pero la decisión de apostar por nuestro país es algo que nos enorgullece y constituye. Desde muy chico, Arturo se comprometió a seguir con el negocio. Trascendió las fronteras y continuó con el legado imponiendo su impronta y sus ganas. Desde el 2019 estamos al frente los dos, padre e hija, Anita y Arturo, convencidos de continuar con algo que nos ha dado tantas alegrías y anécdotas por contar. Seguir llevando los productos bien nuestros a cada rincón del país es algo que nos enorgullece mucho. Les queremos compartir un pedacito de nosotros, del Renegau y sus productos. La apuesta es grande, es toda una vida y la de muchos en nuestra familia.

Gracias por tantos años confiando en nosotros.