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Nuestra historia: un legado que viaja con el alma de lo regional

El Renegau no es solo una marca. Es una historia que empezó hace décadas, cuando mi tío, Omar de Angel, recorría caminos con su furgón cargado de mates, bombillas, cuchillos y artículos regionales, llevándolos casa por casa, con la calidez de quien lleva algo más que un producto: lleva identidad, tradición y compromiso.

Desde La Falda, en el corazón de las sierras de Córdoba, él y su compañera de vida, Sara Alías, forjaron un sueño sobre ruedas. Con esfuerzo, dedicación y ese trato cercano que solo un viajante puede ofrecer, construyeron un vínculo fuerte con quienes valoran lo auténtico y lo bien hecho.

Con el paso del tiempo, ese emprendimiento se transformó en un negocio mayorista, pero nunca perdió su esencia familiar. Hoy, mi papá, mis hermanas y yo seguimos ese legado con orgullo, acercando a cada rincón del país productos de calidad nacional, hechos para durar y ser parte de tu vida cotidiana.

No hay mayor recompensa que escuchar a quienes aún conservan un mate, una tabla o un cuchillo de El Renegau de hace más de veinte años, impecable como el primer día. Eso nos recuerda que vendemos algo más que objetos: compartimos raíces, costumbres y el valor de lo nuestro.

Bienvenidos a El Renegau desde 1970 brindando calidad. Detrás de cada producto, hay una historia que sigue viajando.

Gracias por tantos años confiando en nosotros.